Abimélec
Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y a la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec. Jueces 9:6.
Gedeón tuvo setenta hijos. Esto evidencia la riqueza y el poder que tenía. Uno de ellos fue Abimélec, que significa “Mi padre es rey”.
La intención de Abimélec era transformarse en el líder de su pueblo. Aprovechando su ascendencia, presenta un argumento interesante (y discutible). Él pregunta: “¿Qué prefieren, setenta hombres gobernándolos o uno solo?”
La cuestión central de la pregunta-argumento de Abimélec choca contra una realidad incontestable: en ningún momento los hijos de Gedeón hicieron -según el relato bíblico- algún intento de transformarse en los gobernantes de la región. Es más, lo que la Biblia sí dice es que dejaron de mostrarse bondadosos con la familia de Gedeón, a pesar de todo lo bueno que él había hecho por Israel (Juec. 8:35).
Si bien Abimélec tenía el valor y la energía de su padre, le faltaban todas las virtudes del exjuez de Israel. Una vez que consiguió el apoyo de la gente de Siquén organizando su discurso sobre una -casi- mentira, fue a Ofra y asesinó, sobre una misma piedra, a sus setenta hermanos (Juec. 9:5).
¿Qué estás dispuesto a hacer para conseguir tus objetivos? ¿Cuáles son los límites que te impones, al perseguir un sueño? ¿Hasta dónde llegas para alcanzar lo que quieres? Sinceramente, no creo que seas capaz de asesinar a setenta hermanos, pero mentiras, palabras hirientes, robos, falsedades, compañías equivocadas… ¿hasta dónde?
La historia de Abimélec termina con una mujer arrojándole una piedra de moler por la cabeza. El pecado es pecado en todas sus formas, tamaños y colores. Y no existe blanco tan elevado, importante o necesario que te dé derecho a pecar y te mantenga inocente delante de Dios. Deja que él sea tu límite y quien te guíe en cada paso que das rumbo a tus objetivos y sueños.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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